lunes, marzo 16, 2009

Entre nada y todo



Me acaba de pasar algo que no me sucede muy a menudo. He hecho algo y me he “molado” a mí mismo. Tras leer la reflexiva entrada de Merce con titulo “La química del alma”. He escrito un comentario y me ha parecido que estaba bien. Y como además me ha salido fácil, en unos minutos de nada, he pensado: “esto me da para publicar algo”. Y en ello estoy.

Soy ateo. Lo he dicho en otras ocasiones. En ciertas cosas soy muy materialista. No creo ni en dioses, ni en hadas, ni fantasmas, ni almas, ni en la lotería (esos que salen por “navidas” en la tele celebrando los premios que les han tocado son unos extras, en realidad, sólo se reparten premios menores para disimular, pero “El Gordo” no le toca a nadie), ni en la otra vida (de hecho, me cuesta, a veces, creer que esta sea una vida), ni en la reencarnación (aunque la llamen de reMostoles), ni los Reyes Magos (ni en los vasallos magos, vamos que no soporto a los magos), ni en el Ratoncito Pérez (miedo me da ese, tiene trazas de coleccionista compulsivo psicópata), … ni casi en mí si no fuese porque dentro de un rato me tengo que hacer la cena y mi estomago me lo recuerda.

Se puede decir que me creo un desalmado. Me limito a mi cuerpo y los rastros que dejo en mi roce con el mundo. Rastros ligeros que el tiempo u otros rastros deformaran hasta dejarlos borrados. No ansío mucho para el futuro. Soy muy espartano. Vivo dentro de mis pellejos y los cuatro pelos que no ceden a la irresistible atracción de la fuerza de la gravedad. Sobre la felicidad también soy escéptico, es un invento de las películas americanas de los años 50. Creo que lo más cerca que se puede llegar de esa utópica meta es encadenando muchos buenos momentos durante etapas de tiempo.

El hombre implícitamente mortal, intenta desafiar su perennidad con sus obras, caso que tenga alguna habilidad, y caso que no, también. O produciendo hijos en un desesperado intento de alcanzar la inmortalidad, al menos con alguno de sus genes. Pero incluso La Tierra es sólo una mota de polvo en la inmensidad del Universo, un minúsculo instante en el Tiempo, como mostraba la película "El sentido de la vida" de Monty Python.

Yo no aspiro dejar mi huella como prueba de mi existencia, ese “Uno estuvo aquí”. No digo que no me gustase, teniendo un blog es normal que uno sea algo exhibicionista y le guste disfrutar de la atención de los demás. Pero dudo que esta vida pueda hacer algo de provecho memorable. Tampoco creo que tenga descendencia, no es que me disguste, en realidad me da un poco igual. Pero teniendo la edad que tengo y mi éxito con las mujeres, además que uno también tiene sus criterios discriminatorios (que feo suena esto para decir, que la que me gusta, gusta y la que no, pues no), difícil veo yo eso de que papá ponga la semillita en mamá.

Aunque seamos nada, una ridícula irregularidad en el vacío. Somos nosotros quienes sentimos el mundo, quienes lo concebimos en nuestra mente y quienes lo gozamos y/o lo sufrimos. Sin nosotros no hay mundo. Así que querámosnos mucho, a nosotros mismos y los que nos merezcan la pena, y disfrutemos de lo que resta antes que se nos acabe la fiesta.

En esta ocasión la música la pongo yo… y espero que todo el mundo la baile :-)





==============


Hello people!

Hi lovey girls!

To be or not to be.
One unique thing can show me that we can be gods: sex.
A brief moment in the paradise, an ethereal connection with the heaven.

Girl, if you want I can give sense to your life, I can wear you to heaven.
Ride with me until sun burn off.




domingo, marzo 01, 2009

A hard day



Yo hoy había venido aquí a hablar de mis libros… pero quiero hablar de otro tema de más actualidad para mí: trabajo, mucho trabajo.

Dicen que el trabajo ennoblece, pues creo que yo ya debo andar entre rey y emperador.

A comienzos de año anuncié que en mi trabajo se planteaba un nuevo desafío profesional. Un reto personal. Una oportunidad para evolucionar. Pues de momento sigo siendo un pokemon básico y encima apaleado. Cómo que no le cojo yo el tranquillo a esto todavía. La sensación es similar a cuando caminas siguiendo un bordillo, notas que vas desequilibrado y presientes que te vas a caer de un momento a otro. Te entra el miedo en el cuerpo, pero continuas avanzando tambaleante por si de casualidad recuperas la estabilidad y todo acaba bien.

Esto ha provocado cambios en mi vida cotidiana. Antes me llevaba tupper a la oficina. Cocinaba para dos veces, cena y comida del día siguiente. Ahora, al mediodía, como en restaurantes de la zona, a pesar de mi bolsillo y la crisis, y la cena suele ser algo ligerito y rápido. Hago más horas, llego más tarde a casa y camino mucho, una hora aproximadamente en total cada día.

Además del trabajo hay otra cosa, pero de cariz positivo.

Como ya sabéis uno está más soltero que James Bond y los amigos de siempre pues casados y con descendencias, con lo cual tengo pocas oportunidades para el ocio compartido. Así que me apunté a una
web gratuita de amistad y actividades lúdico/culturales. Estoy contento de ello. He encontrado a gente simpática, agradable y acogedora. Nada que ver con la experiencia que conté tiempo atrás. He hecho lo que nunca, ir a eventos en Barcelona entre semana. Viviendo a 20 kilómetros y dependiendo del transporte público (léase Renfe más obras del AVE) es un coñazo la vuelta, pero está mereciendo la pena. También los fines de semana suelo asistir a alguna propuesta.

En resumen, ahora tengo una vida mucho más movida y escaso tiempo libre, sobre todo para el mundo de los blogs.

Uys, me estoy enrollando más que la pelusa en el ombligo y sin estar por el tema.

A lo que iba… a hard day, ¡ea!

Viernes. Mi horario de trabajo para ese día es de 8 a 15 horas. Entro a las 8:00, como debe ser, profesional que es uno. Bien, pues viernes… cuando son las 14:00 en reloj de Windows y el fin de semana está ahí mismito, nos comunican que se ha de hacer algo de suma importancia para el lunes. ¡Olé, olé y olé las buenas previsiones! Nosotros como unos machotes decimos que vale. Al final, en vez de hacer las siete horitas de un viernes liviano, fue una intensa jornada de trece horas y media, a las 21:30 de la noche acabamos. Un día de esos en que no paras pero tienes la sensación de no haber podido hacer nada.

Fue un esfuerzo considerable, pero no bastó. Había que volver al siguiente, sábado, para dejar todo niquelado.

Sábado, 10:30. Volvimos un compañero, que sacrifico un viaje a León que tenía previsto para ese fin de semana, y yo. Nadie más en la empresa. Éramos los dueños del lugar, y cómo tales aprovechamos para poner música en el PC y hacer el día más ameno, eso sí trabajando mucho y bien. Hicimos todo lo que pudimos y a las 22:00 dimos por concluida the job session. A pesar del trabajo y el cansancio no fue un mal día hasta entonces.

Algo que me da mucha pereza es llegar tarde a casa y tener hacer la cena. Mientras bajaba a la estación de tren, 20 minutos a pie, iba pensado en eso, y en lo agradable que sería tener una pareja que al llegar a casa te recibiese con cariño… y si es con la cena preparada mejor. No se me entienda esto como un pensamiento machista, creo que si fuese mujer me atraería esa idea igualmente. Quieras o no, estás cavilaciones repercuten en el estado anímico de uno y aumentan la sensación de soledad, vamos que lo chafan un poco. Pues como decía, caminado con esos sentimientos rondando por la cabeza o el corazón, entro en una calle peatonal, de la cual nunca recuerdo el nombre, y lo primero que veo es una pareja haciéndose carantoñas, a 10 metros por detrás, pero en el otro lado del pasaje otra pareja… y así hasta cinco parejas consecutivas exhibiendo su cariño y ni un triste viandante más. Joder, ni que lo hiciesen a posta. Coño, que uno nada sensible. Fue un momento muy surrealista.

Llego a la estación y veo que el tren no sale hasta veinte minutos más tarde. Pufff... Menos mal que tengo a mi “Yo, Claudio” en la mochila de portátil. Me pongo a leer y al rato megafonía anuncia que hay problemas en las líneas de tren. ¡Ya estamos! ¡Cagoenleche!

El tren lo cogí al filo de la media noche. Hora y media de espera y con el frio explorando todas las partes de mi cuerpo. Al libro le queda nada para que lo acabe.

No acaban ahí mis desventuras.

El tren al que subí daba asco. Sucio con trozos de papeles por el suelo que además estaba pegajoso. Para completar la ambientación hay que sumarle una fauna de teenagers con móviles modernitos dotados de potentes altavoces. Intentaron ponerme al día de los últimos éxitos del reggatón por miedo de una violación acústica extrema. Afortunadamente, mi amigo Cla-cla-claudio conseguía distraerme lo suficiente. Evidentemente, este tipo de gente, gustaba de hablar a gritos. Un chico tuvo la brillante idea de contarle algo a un colega… que estaba en el otro extremo de vagón, y como era bien educado y atento, se lo repetía varias veces a grito pelado para que le oyese bien, no sea que se perdiese la pertinaz información que tenía que trasmitirle. Para completar la saturación de mis sentidos, había unos fuertes olores a alcoholes varios vertidos, de ahí lo pegajoso del suelo, y provenientes de los gaznates esos simpáticos individuos.

Soy pacifico y tranquilo, pero puedo asegurar que me entraron ganas y liarme mamporrazos con unos y otros. Me nos mal que gano la cordura y la sensatez, y que no me gustó nada la película “Un día de furia”.

Al llegar a casa, a las 0:30, un yogurt de cena y la cama mi destino inmediato.



=======================



Please, don’t disturb.

No, no, no.

Man working.

(Macho)Man working.

I cannot.

I am busy.

Well... if you are girl perhaps I have 5 minutes for you.

Cheers


Ups! I forgot it… the week song
.